También es conocida como «La Plaza» por los habitantes del pueblo, y se encuentra en el centro de la localidad. La plaza es un espacio público amplio y luminoso, rodeado de edificios históricos y emblemáticos, y es el lugar donde se celebran la mayoría de los eventos y actividades culturales y festivas del pueblo.
La historia de la Plaza de la Constitución se remonta al siglo XVIII, cuando se construyó el edificio que hoy alberga el Ayuntamiento de Alozaina en uno de sus lados. A partir de entonces, la plaza se convirtió en un espacio público muy concurrido, donde se celebraban todo tipo de eventos y festividades. En el siglo XIX se construyó el quiosco de música que aún hoy se conserva en el centro de la plaza, y que es uno de sus elementos más emblemáticos.
Según la leyenda, María Sagredo, quien entonces era noble de la localidad, organizó la defensa del pueblo junto con otros líderes locales. Para detener a los invasores, utilizó colmenas de abejas que fueron arrojadas desde las murallas del castillo, lo que provocó que los moriscos huyeran del lugar.
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Se trata de una hornacina que se encuentra en una pared blanca y está enmarcada por un arco de ladrillo. En su interior, se encuentra una cruz y una imagen de la Virgen María.
La hornacina se encuentra en la calle Cruz Villa, que se extiende desde la Plaza de la Constitución hasta la Iglesia de Santa Ana. Es una de las calles más antiguas del pueblo y está llena de historia y tradición.
Según la historia local, la hornacina fue construida en el siglo XVIII, y su propósito era proteger a los habitantes del pueblo de la plaga y otros desastres naturales. Muchas personas visitan la hornacina para rezar y pedir protección a la Virgen María.
Además, la Hornacina Cruz Villa es un símbolo importante de la identidad y la historia de Alozaina, y es una de las muchas construcciones religiosas que se encuentran en la zona.
Este parque es conocido por ofrecer una vista panorámica impresionante de la Sierra de las Nieves y del Valle del Guadalhorce, por lo que es un lugar muy popular entre turistas y residentes por igual.
El parque cuenta con una serie de senderos y caminos que se extienden a lo largo de una amplia zona verde, y que ofrecen un espacio ideal para caminar, hacer senderismo o simplemente disfrutar de la naturaleza. Además, cuenta con una zona de picnic y varios bancos y miradores donde los visitantes pueden relajarse y disfrutar de las impresionantes vistas del paisaje.
El parque fue construido en los años 80 y se ha convertido en un lugar emblemático para la gente de Alozaina. Además de su belleza natural, el parque es un lugar donde los residentes de la zona se reúnen para celebrar festivales y otros eventos comunitarios.
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La Iglesia de Santa Ana de Alozaina es uno de los edificios más emblemáticos de la localidad y tiene una larga historia. La construcción de la Iglesia se inició en el siglo XVI, sobre los restos de una antigua mezquita, como era común en muchos pueblos de la época tras la conquista cristiana.
A lo largo de los siglos siguientes, se realizaron diversas ampliaciones y reformas en el templo, hasta que en el siglo XIX se construyó el actual campanario y se finalizó la fachada principal. Durante la Guerra Civil española, la Iglesia sufrió importantes daños, incluyendo la pérdida de gran parte del patrimonio artístico y religioso que albergaba en su interior.
Tras la guerra, la Iglesia fue restaurada y se llevaron a cabo diversas obras de reconstrucción y conservación. Actualmente, la Iglesia de Santa Ana de Alozaina cuenta con un bello retablo mayor barroco, realizado en el siglo XVIII, y una valiosa colección de imágenes religiosas de diversos estilos y épocas. Además, es sede de la Semana Santa de la localidad, que cuenta con numerosas procesiones y celebraciones religiosas a lo largo de la semana previa a la Pascua.
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Las calles Solana y Corrales son dos de las calles más emblemáticas del municipio. Ambas calles están ubicadas en la parte más antigua del pueblo, y cuentan con una gran riqueza arquitectónica y cultural.
La calle Solana es una calle estrecha y empedrada que debe su nombre a que está orientada hacia el sur, recibiendo por tanto más sol. A lo largo de esta calle se pueden encontrar numerosas casas antiguas, algunas de ellas con más de 200 años de antigüedad, y que son un buen ejemplo de la arquitectura tradicional de la zona. En la calle Solana se encuentra también la ermita del Calvario, que data del siglo XVIII.
Por su parte, la calle Corrales es una calle aún más estrecha y empinada que la calle Solana, y debe su nombre a que antiguamente se utilizaba como lugar de paso para el ganado. A lo largo de esta calle se pueden encontrar casas tradicionales, algunas de ellas con corrales o patios interiores que servían como lugar de almacenamiento de productos agrícolas.
Ambas calles son muy populares entre los turistas y visitantes que llegan a Alozaina, ya que conservan el encanto y la autenticidad de la Andalucía rural.
Se sabe que durante la época de la Reconquista, muchas localidades del interior de Andalucía, como Alozaina, se rodearon de murallas y torres de defensa para protegerse de los ataques de los musulmanes que aún resistían en las zonas montañosas cercanas.
Las murallas de Alozaina, que datan del siglo XIII, son uno de los principales vestigios de esta época. En la actualidad, se pueden observar fragmentos de las murallas en algunos puntos de la localidad, especialmente en la zona del castillo. A pesar de que han sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los siglos, estas murallas son un importante testimonio histórico de la época medieval de Andalucía.
Su origen se remonta a la época romana, cuando se construyó un acueducto para llevar agua a las villas romanas de la zona. La fuente en sí data del siglo XVI, cuando se construyó una pequeña estructura para proteger el manantial y hacer más cómodo el acceso al agua. En el siglo XVIII se realizó una reforma y se construyó el pilón que todavía se conserva hoy en día.
La Fuente El Albar fue un punto importante de abastecimiento de agua para el municipio de Alozaina y sus alrededores durante muchos años. También se utilizaba para el lavado de ropa y otros usos domésticos. En la actualidad, la fuente sigue siendo una atracción turística y un lugar popular para hacer senderismo y disfrutar de la naturaleza.
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